Maastricht, la ciudad en la que la feria de arte le gana la pulseada a las subastas
La cita holandesa confirma la tendencia de 2016: los coleccionistas prefieren la confidencialidad de las compras privadas; claves de la presencia argentina
MAASTRICHT (Holanda) -. “No podemos decirlo”, se disculpó con una amable sonrisa la empleada de la joyería londinense Hancocks en Tefaf, la feria de arte y antigüedades más importante del mundo. Se refería al precio que acababa de pagarse en su stand por una tiara de 800 diamantes que perteneció a Lady Delia Spencer, tía abuela de Lady Di.
Discreción y calidad es la fórmula imbatible que distingue a Tefaf desde hace tres décadas. Hasta Maastricht, esta ciudad de origen medieval ubicada en el corazón de Europa, llegan cada año cientos de coleccionistas en sus jets privados y representantes de museos de todo el mundo. Varios de ellos saludaron anteayer a la princesa Margarita María de Borbón-Parma, sobrina de la reina Beatriz de Holanda, mientras recorrían la feria antes de su apertura al público.
Sushi, ostras y canilla libre de champagne forman parte de la experiencia de esas primeras horas en las que muchas piezas cambian de manos por cifras millonarias. Por ejemplo, la casa de muñecas repleta de 200 miniaturas de plata que John Endlich vendió por 1.800.000 euros a un coleccionista americano. Mientras tanto, corría el rumor de que una institución estaba interesada en el planisferio exhibido por Daniel Crouch Rare Books, realizado en el siglo XVI y valuado en diez millones de euros. Y el prestigioso Museo de Arte Moderno de Nueva York ofrecía a la venta en el stand de la galería francesa Applicat-Prazan dos pinturas de Jean Dubuffet y de Georges Mathieu.
Esta preferencia por las ferias, que parecen haberse multiplicado hasta ocupar cada semana del calendario, está mostrando sus consecuencias. Las casas de subastas sufrieron el año pasado una dramática caída en sus ventas debido al deseo de “privacidad en tiempos de austeridad” demostrado por sus principales clientes, más dispuestos a cerrar tratos con galeristas y anticuarios. Así lo reveló anteayer la presentación oficial del Art Market Report, el informe anual sobre mercado de arte que elabora Tefaf desde hace más de una década.
“Los coleccionistas valoran la discreción y les gusta estar en contacto con los dealers, aprender de ellos, entablar vínculos”, dijo a LA NACION la experta en finanzas Rachel A. J. Pownall, quien realizó el informe con datos aportados por Artnet. El fundador de este sitio web especializado en mercado de arte, Hans Neuendorf, advirtió por su parte sobre los riesgos que conlleva esa actitud. “Sería bueno que los dealers se dieran cuenta de la importancia de compartir los precios -opinó en un simposio realizado en Tefaf-. La transparencia de los precios trajo un aumento de las ventas, porque a la hora de invertir da confianza saber lo que otros pagaron por una obra del mismo artista. De otro modo, estás perdido.”
¿Una muerte anunciada?
Según el Art Market Report, la facturación en remates de 2016 no logró superar los 16.900 millones (un 18,75% menos que en 2015) en un mercado global que registró ventas por 45.000 millones de dólares. Los galeristas y anticuarios, en tanto, alcanzaron los 27.900 millones (un 20% más que el año anterior).
¿Estamos ante el fin de las subastas? “Es una conclusión demasiado dramática, ya que los últimos remates mostraron buenos resultados. La incertidumbre fue el principal factor que provocó cambios en 2016”, señaló Pownall en referencia a las elecciones en Estados Unidos y a la crisis provocada por el Brexit en Gran Bretaña. Ambos países se disputan el 53,5% de los ingresos del mercado de arte global, seguidos de cerca por China.
Con cifras infinitamente menores, América latina ni siquiera aparece mencionada en el informe. Y aunque Pownall asegura que los galeristas y anticuarios están creciendo en la región, desde la Argentina no se exportan más que lamentos.
Los hermanos Jaime y Javier Eguiguren, presentes con platería y antigüedades desde 2004, prefirieron mantener su perfil bajo sin abordar el tema. El país está representado además en galerías extranjeras por varios artistas originarios de distintas provincias, como Julio Le Parc, Lucio Fontana, Alicia Penalba, Luis Tomasello y Leonor Fini.
Estos tres últimos realizaron algunas de las joyas de oro exhibidas por Didier Ltd. “Fini nació en Buenos Aires en 1907, y a los seis meses su madre se la llevó a Italia. Para ocultarla de su ex marido, la vistió de varón durante siete años. Durante todo ese tiempo, ella creyó que era un niño; por eso le gustaba disfrazarse”, contó a LA NACION Didier Haspeslagh, uno de los directores de la galería londinense.
Es apenas una de las tantas historias que abundan detrás de cada una de las 35.000 piezas exhibidas en Tefaf. “Es una feria muy estresante, muy exigente. Es la más sofisticada que conozco”, contó a LA NACION Martín Castillo, director de la uruguaya galería Sur, que viene a Maastricht desde hace ocho años. “El perfil de los coleccionistas es altísimo. Hemos vendido a todo el mundo”, agregó, parado junto a un móvil de Le Parc valuado en 350.000 euros.